viernes, 4 de julio de 2025

AVISO A NAVEGANTES....

 



Me viene de lujo. Vivo en un mundo que dejó de ser el mío hace mucho tiempo, y lo detesto con cada célula. No es novedad. Me arrastro por él como puedo, entre zancadillas, mediocridad y estupidez institucionalizada. Y sí, a veces toca plantar cara, dejar claro que uno no está dormido ni rendido. Y si de paso sacudo alguna conciencia, pues mira, doble victoria.

Me gusta la música. Junto con los libros y la fotografía, ha sido mi salvavidas, mi copiloto fiel en esta autopista de mierda. Y alguna vez, también algún coche viejo que sigue resistiendo más que muchas personas.

Últimamente, por razones que no vienen al caso, suelo ir a conciertos. Voy con mi humilde Olympus ST1 Stylus, si me dejan, o con mi iPhone de batalla, que siempre va conmigo. Y sí, mientras el show me atrapa (o no, porque hay cada tostón), me saco alguna foto. Como recuerdo. Discretamente. Sin flash, sin luces, sin ruidos. Sin molestar a nadie.

Pero últimamente, cuanto más caro es el artista o más “cool” el recinto, más normas absurdas. “Prohibido grabar. Prohibido hacer fotos.” Mira, no me jodas. Esa prohibición me la paso por el forro, con todo el gusto del mundo. Tengo 64 años, una mochila llena de mierda tramitada, y cero ganas de que nadie venga a tocarme los cojones. Salvo que lleves placa o galones, claro. Entonces hablamos.

El otro día, el señor Bunbury montó el drama porque alguien lo estaba grabando con el móvil. Pues mira, querido artista sensible: sin nosotros, los que pagamos tus entradas carísimas, los que aún te compran discos, los que llenamos tus bolos... tú no eres nada. Sin ese público que sostienes con desdén y desprecio, te caes con todo el tenderete.

Y lo peor es que después de la pandemia, cuando muchos se quedaron en casa, fuimos nosotros —el pueblo llano— los que volvimos a llenar salas y devolveros el ego. Pero claro, de eso ya nadie se acuerda, ¿verdad?

Así que aviso para navegantes: como esta tendencia a prohibir y restringir siga creciendo —que seguirá, porque la sociedad va cuesta abajo sin frenos—, yo me bajo del carro. No pienso seguir pagando para que encima me traten como a un sospechoso por querer un simple recuerdo. Si no puedo hacer una foto sin molestar, no vuelvo.

Con mi dignidad no juega ni Dios. Y aunque este mundo de cartón ya no entienda de principios, yo duermo bien sabiendo que no me arrodillo.

3 comentarios:

  1. ¡Olé tus narices Pepe! Esto es decir las cosas como son.

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  2. Son una contradicción total. Etiquetame en las fotos de las redes, pero no me sales fotos. Yo me la he saltado últimamente, pero tampoco me disgustada la foto denuncia con el escenario vacío. No sé lo que haré en el próximo. Cuidate Pepe, y ves por la sombra!!

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